Para los pueblos indígenas, pagar tributo era parte de un sistema aceptado, por lo que entregaban fardos de algodón y telas, sacos llenos de cochinilla para teñir, joyas, pieles, plumas de Quetzal,productos alimenticios como cacao, frijol, chía y maíz entre otras cosas, no significaba un desprendimiento importante.
Las prendas hechas de algodón, la fibra más hermosa que el mundo prehispánico ofrecía, no satisfacían el gusto de vestir de los conquistadores. La lana y la seda, fibras con las cuales los europeos tejían sus ropas, no se producían en México, por lo que se tuvieron que importarlos.
El hecho de haber introducido a México en 1526 nuevas fibras como la seda y la lana implicaba para los españoles importar tanto la maquinaria adecuada como a los sastres que pudieran capacitar al indígena en el uso de ésta. La rueca o redina para hilar la fibra, el urdidor vertical rotatorio y el telar de marco fijo y pedales, conocido hoy como telar colonial, conformaron la aportación tecnológica del mundo occidental para el desarrollo de la industria textil del Nuevo Mundo.
El telar de pedales o telar colonial, facilitó mucho el trabajo de los artesanos textiles (quienes en ese momento ya no eran solamente mujeres sino hombres también) ya que con éste se obtenían lienzos más anchos que con el telar prehispánico. Este telar de pedales trabajaba bajo los mismos principios que el de cintura; se fijaba la urdimbre entre los julios o enjulios (dos barras de madera) pasando otros hilos en sentido perpendicular; y en vez de que el tejedor extendiera la urdimbre sosteniéndola a un árbol, utilizaba marcos fijos en los cuales enrollaba los hilos longitudinales sobre los julios. El mecanismo de barras del telar prehispánico, transformado en el colonial en mallas y lizos fijados a pedales, lograba hacer que el tejedor separara los hilos de urdimbre con los pies dejando las manos libres para tejer.
Los gremios de seda producían las cantidades suficientes de rasos, brocados y terciopelos que además de satisfacer la demanda interna, permitieron la exportación de su producción a España, Filipinas, Centroamérica y Perú.
La industria de la lana fue la más importante de la época ya que desde sus inicios, la lana contó con el apoyo de las autoridades virreinales tanto para la cría de las ovejas como para el adiestramiento de la mano de obra indígena. Ni el algodón y mucho menos la seda lograron establecer una industria similar a la de la lana, ya que su producción era de carácter masivo y tuvo continuidad durante todo el virreinato. Los primeros obrajes de paño, llamados así por ser paños de lana los que ahí se producían, se establecieron aproximadamente en 1539, siendo Puebla.
El hecho de haber introducido a México en 1526 nuevas fibras como la seda y la lana implicaba para los españoles importar tanto la maquinaria adecuada como a los sastres que pudieran capacitar al indígena en el uso de ésta. La rueca o redina para hilar la fibra, el urdidor vertical rotatorio y el telar de marco fijo y pedales, conocido hoy como telar colonial, conformaron la aportación tecnológica del mundo occidental para el desarrollo de la industria textil del Nuevo Mundo.
El telar de pedales o telar colonial, facilitó mucho el trabajo de los artesanos textiles (quienes en ese momento ya no eran solamente mujeres sino hombres también) ya que con éste se obtenían lienzos más anchos que con el telar prehispánico. Este telar de pedales trabajaba bajo los mismos principios que el de cintura; se fijaba la urdimbre entre los julios o enjulios (dos barras de madera) pasando otros hilos en sentido perpendicular; y en vez de que el tejedor extendiera la urdimbre sosteniéndola a un árbol, utilizaba marcos fijos en los cuales enrollaba los hilos longitudinales sobre los julios. El mecanismo de barras del telar prehispánico, transformado en el colonial en mallas y lizos fijados a pedales, lograba hacer que el tejedor separara los hilos de urdimbre con los pies dejando las manos libres para tejer.
Los gremios de seda producían las cantidades suficientes de rasos, brocados y terciopelos que además de satisfacer la demanda interna, permitieron la exportación de su producción a España, Filipinas, Centroamérica y Perú.
La industria de la lana fue la más importante de la época ya que desde sus inicios, la lana contó con el apoyo de las autoridades virreinales tanto para la cría de las ovejas como para el adiestramiento de la mano de obra indígena. Ni el algodón y mucho menos la seda lograron establecer una industria similar a la de la lana, ya que su producción era de carácter masivo y tuvo continuidad durante todo el virreinato. Los primeros obrajes de paño, llamados así por ser paños de lana los que ahí se producían, se establecieron aproximadamente en 1539, siendo Puebla.
ANTECEDENTES DE LA HILATURA EN EL MUNDO
En épocas prehistóricas se utilizaban pelo de animales, plantas y semillas para obtener fibras. La seda empezó a utilizarse en China alrededor del año 2600 a.C., y a mediados del siglo XVIII se crearon las primeras fibras sintéticas. Aunque las fibras sintéticas elaboradas a partir de celulosa o productos químicos derivados del petróleo, solas mezcladas entre sí o con fibras naturales se emplean cada vez más..
La seda es la única fibra natural formada por filamentos que se retuercen para obtener un hilo. Las demás fibras naturales hay que estirarlas, disponerlas en paralelo peinándolas y torsionando en una máquina continúa de hilar que hace el hilo.
El huso fue la primera herramienta para hilar; se mecanizó por primera vez en Europa alrededor del año 1400 d.C. con la invención de la rueda de hilar. A finales del siglo XVII se inventó la máquina de hilar algodón, que acciona varios husos a la vez. Más adelante, gracias a Richard Arkwright, que inventó la continua de hilar en 1769, y a Samuel Crompton, que introdujo la selfactina, que permitía a un solo operario manejar un millar de husos a la vez, la hilatura salió de los talleres artesanos rurales y se transformó en producción industrial.
EXCELENTE INFORMACION GRACIAS
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